NACIÓ ARTISTA
La tarde era gris, la cabaña estaba triste y en ella habitaban seres precarios con ojos llenos de melancolía...
La sonrisa dibujada en las caritas infantiles nos dicen bastante de toda la bondad y dulzura que la humanidad alcanza en su gloria infinita...
El sarcasmo que el mundo acostumbra dar en sus vueltas y vueltas, juntando siempre a esos felices con los ogros protervos y rapaces, tal es el tema de nuestro relato.
Entre ellos, pues, había un niño que en el ansia precoz de una singular vocación por el arte, llenaba de dibujos las fojas de su cuadernillo, hurtando los momentos que no le darían nunca "para hacer tonterías"; que así juzgaban aquellos incomprensivos que por padres tenía.
De este modo, transcurrieron sus primeros años y en la adolescencia ya, había de romper el letargo, la monotonía pesada de ese estrecho y miserable ambiente... ¿Sería la ciudad el ansia nueva de su joven corazón? ¡Si! Allá estaría el porvenir sonriente y halagador, la civilización, ese monstruo implacable al que en su honor se rinden todas la vidas, victimas propicias para el holocausto cruel de este personaje que se llama vida. Eso no lo sabía, pero allí tendría su elemento, los claustros, los maestros y hasta la misma gente le sería familiar mas no agradable.
¿Ya nacía el espíritu del artista? No lo sabía... Pero ahora también necesitaba amplitud... libertad para sus sentimientos... si... la había venido buscando y ... ¿la encontraría? quizás... allí estaba París, Milán; había que ir...
La sed de arte era cada vez más inmensa, no comparaba raciocinio alguno... quería destrozarse... ¿acaso le había poseído el genio..., la locura o ese estado delirante en el que transcurren sus días aquellos que aman, aquellos abrazados de la verdad, aquellos quijotes... ? ¿No habían siso así Rodin, Schubert. Beethoven, Miguel Angel, Dante...? Y aún ahora mismo, junto con ellos, otros y otros; inéditos, desesperados, todos con sus tragedias en la comedia de la vida.
¿Sería esa la sublime interpretación de la existencia, de los sentimientos humanos, de la belleza o el póstumo homenaje al poder que nos creó y como a nosotros, a todas las cosas...? Pero antes de saberlo llega el último momento, más frío aún;, como un presagio de lo que será nuestro lecho último, allí donde quedan apagados nuestros latidos para siempre.
VICTOR HUMAREDA G.
Alumno de Cuarto año de Pintura.
EL PINTOR Y SU MUNDO
Necesito ver las ranas de Aristófanes. A mí me gusta cómo pintaba Renoir; esos pintores: Goya, Manet, Van Gogh, Tolouse Lautrec, Rembrant, El Greco... ¡Esos creadores: Debussy, Beethoven, Fidias, Rodín! Todo lo hizo el hombre antes de la era industrial.
Praxíteles, Miguel Angel... Mi mundo ha sido siempre pensar en los grandes y los grandes están en el pasado. Admiro la obra de ellos porque estoy de acuerdo con ellos y con su obra. Me gusta el teatro de Moliere, el ballet antiguo, por ejemplo, el Lago de los Cisnes.
Mi cuarto, donde están presentes los pintores que me gustan: El Greco, Velásquez, Ticiano, Picasso, Van Gogh... Pintores borrachos de color, no eran pintores intelectuales. Mi angustia es siempre pintar la belleza, a pesar de que el mundo se materializa ante el avance de la ciencia, o mejor dicho, del mundo tecnológico y deshumanizado. Ya no hay, como en otras épocas, grandes obras, grandes espíritus... El último, Picasso, un gran espíritu.
Los grandes espíritus son atormentados, como Van Gogh en su caminar trágico. Los hay enfermos, como el enano Tolouse Lautrec.
La búsqueda de la belleza es sacrificada y el camino es áspero: Manet.
Vivo en la Parada porque hay personajes goyescos, caras trágicas, locos, mendigos, vendedores ambulantes. No me gusta este mundo moderno, mundo de máquinas.
Chopin, Fidias, Gauguin... En estos seres hay profundidad y sentimiento.
Siempre he admirado el pasado; la Quinta Heren, mi cuarto en que pinto, las casas viejas con arquitectura antigua. Grecia, el Doríforo de Policleto, El rapto de las Hijas de Luecipo, de Rubens.
Una vez me invitaron a almorzar. Me quisieron poner "El Balsero del Titicaca"; yo les dije que me pongan el "Solo para Violín" de Eduard Laló y no lo tenían; y les dije que no pongan nada... prefería el silencio. El pensador de Rodín, la Venus de Milo y el Hamlet de Shakespeare; la Venus del Espejo, de Velázquez, ante quien me arrodillo.
Cuando Milton dictaba El Paraído Perdido a sus hijas, existía yo.
Las Catedrales Góticas, el Partenón y las Cariátides del Erecteón. ¡Qué belleza!.. este es mi mundo... Esto admiro yo. Richard Wagner, ¡Que belleza!... Velásquez y Rembrant. Nada con lo actual... ¡Nada, nada!
Giorgione, Dante... Mi mundo es extraordinariamente maravilloso y bello. Mozart, Delacroix, Turner Marilyn Monroe. Mi mundo son los filósofos griegos... Mi meta, mi camino. Mi faro es dominar el color, seguir a los grandes: Van Gogh, Cezanne, Gauguin... Siempre pensando en Goya, Turner y Renoir.
"Lo más bello en el hombre es llegar a la humanidad y derramar sus irradiaciones sobre la raza humana", dijo Beethoven.
Yo pienso que la justicia y la libertad serían lo que más deseo para la Humanidad
Textos extraídos de "Victor Humareda" de Victor Moll. Oficina de Asuntos Culturales del Banco Industrial del Perú. Lima, 1987.